Pálido Velo; Onírico Rosa – (Acto Dos * Primera Parte)
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T:
Rio al ser marcado, sin dejar de toquetear el área de su abdomen y su torso, bajando hasta delinear la zona del bajo vientre en las que sus dedos repasaron esa piel con aromas varoniles, con movimientos que despertarían poco a poco el fuego interno y escondido que poseía el dragón. Imbuido por ese sentimiento que latía en lo hondo de su ser, que ahora se resaltaba en cada poro de su piel ahora ardiente de deseo, en un gesto de gran pureza e inocencia, cerró al tiempo sus piernas alrededor de la cintura de su guerrero cuando le sintió ahora sobre él ya despertando paulatinamente a las pasiones. Sonrió complacido de la cercanía que se prolongaba entre ellos tan natural como vivida, tan precisa, tan ingenua, haciendo que sus labios se curvaran como una media luna. Quería sentirlo en todas las formas que pudiesen existir, era su sueño desde que lo había visto entrar a su universo ahora para nada solitario.
—Ya has llenado mi solitaria vida con la magia de tu presencia, de tu verdad, de tus virtudes y tus anhelos, ahora quiero ser yo el que te muestre a través de mi carne y de mi cuerpo, que sientas el fuego que arde ahora por ti, ese sentimiento que llaman amor con la verdadera esencia que mana desde lo más profundo de la tierra y lo más alto de los cielos. –Dijo abrigando con su aliento aquellos labios, que tocó con un suave vals, admirando profundamente esos ojos, buscando la historia que pudiera relatar aquel ser con espesa sensualidad en sus formas y en sus acciones.
–Quiero que renazcas en mí, sentirte, quiero ser tu templo, que puedas en mi venerar a la vida misma que tanto tiempo te fue privada por tus hazañas, y tus acciones cuando eras un asesino feroz. Vive en mí y sé mío, ahora y siempre.
Tras proferir aquellas palabras y haberse llenado con la hermosa imagen que se desplegaba frente a sí, un sólo impulso le dominó, sin embargo, era uno gentil, suave y cuidadoso. Su diestra delineó con las yemas de los dedos un costado del rostro de aquel pintor de otros tiempos y otro mundo, hasta detenerse en el mentón para así sostenerle y de aquel modo, posar sus labios sobre los contrarios degustando esos frutos rojos en los que ahora se demoraba en entregar ese sentimiento latente en su corazón.
Si aquella magia de la que hablaba era real, pondría entonces hasta el último aliento vital para llenar el mundo del rey con ella, aún si fuere solo mediante gestos tan sencillos pero cristalinos. El calor de su cuerpo pronto fluiría en espirales, encontrándose con la anatomía del contrario y mezclándose a la perfección mientras su diestra viajaba de su mentón a acariciarle, trazando melosos caminos durante todo el trayecto haciendo uso de la rosa que pinceló en esa piel tan radiante.
Sus maniobras eran muy puntuales y delicadas, conforme iba descendiendo por el torso, y la cintura ajena hasta instalarse en su bajo vientre para volver a ascender, ahora trazando caminos sinuosos por aquel espacio que se evidenciaba, siendo siempre cuidadoso al reposar el cuerpo del capullo en cada punto que se exponía ante él.
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P:
Toques con los que dejaba ya rienda suelta al deseo que alberga su alma, toques provocando suspiros y aumentando las ansias de tener más esas manos; miradas que no quedan atrás mostrando el fuego despertado por su amado. Se estremeció cuando la cercanía fue mayor y esos labios tomando los suyos de tales formas, escuchando después aquel canto que llenaba sus profundidades.
— Quiero todo de ti, que este encuentro sea el comienzo de algo mágico, eterno sin importar que nos depare…deseo caminemos el sendero que nos ha de deparar. — un suspiro más hondo soltó cuando su cuerpo se llenó de esa corriente eléctrica, actuando con más osadía se pegó
a esa desnudez y sus manos cayeron a la estrechez de esa cintura donde sus yemas presionan más para seguir por tales montañas representando la perfección de esa parte trasera.
Tentado lo tomó de esa zona, no quería parecer atrevido pero este instante sentía que la necesidad de su ajeno lo llevan a accionar así. Sus labios recorren una de las mejillas con los labios entreabiertos, entregado a los toques de su rey que lo lleva a la gloria.
— Sé…sólo mío, sé mi guía…mi compañía. Mi razón…mi vida…mi amante…mi todo. —movió su rostro buscando aquellos luceros. — Sal conmigo, te entregare mi paraíso. Mi corazón.
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T: Se sentía más tentado a pecar, mucho más, sin importar que locuras pudiera cometer con aquel que se había convertido en su amante de otro mundo en quien bosquejó mensajes secretos al besar sus párpados y robar de ellos sus secretos más preciados.
Sus manos se pasearon por la poderosa y detallada espalda, que abarcó con la punta de sus dedos de manera cuidadosa cuando se vio tomado por aquella zona baja que le instó a elevar un suspiro, seguido de una risa cantarina, similar a un arrullo de plata cuando sus dedos se enterraron en el cabello dorado de aquel dragón al tiempo que, con un vals de infinita dulzura se posesionó de su rostro, de su frente, de sus párpados, de su nariz, de sus mejillas, de sus labios y de su mentón, y de esos ojos en los que se perdió completamente sumido en las palabras proferidas, esas que deseosas calaron hondo e hicieron brotar de él el deseo de estrecharlo entre sus brazos como lo más preciado para él.
Su mejilla la apegó la contraria tras férreas muestras de afecto, mientras sus manos se aferraban a la carne que tocaba, de ese ser al que protegería de todo cuanto le hiciera o intentara causarle mal. Hizo el abrazo más profundo y habló en un susurro contra su oído, con una voz apacible que infundía tranquilidad a quien le escuchara.
—Yo encarnaré para ti en la luna, mientras te conviertas en la noche que me reclame y me haga suya durante toda la eternidad. —Dijo hablando pausadamente. —Cuando lo hagas ya no habrá vuelta atrás, ni hechizos, ni maldiciones que nos separen, pues me convertiré en tu consorte. Mi corazón será tuyo, como mi alma, como mi cuerpo, como mi amor.
Continuara
Pálido Velo; Onírico Rosa – (Acto Tres)
AUTORA: VANESSA SOSA (VENEZUELA)
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Vanessa Sosa. Mérida, Venezuela (1986). Historiadora del Arte (2018) egresada de la Universidad de Los Andes. Actualmente, ejerce como Docente en una institución. Es una escritora que se considera aprendiz y también autodidacta. Inició en el mundo de la escritura en el año de 2018 con pocos microcuentos y microrrelatos, que transformó después, en relatos más extensos. Se especializa en el género fantástico porque es el que más escribe, sin embargo, considera que hay mucho por mejorar.
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